Ciberfeudalismo: cómo Internet está reconstruyendo las viejas cadenas de vasallaje

Mientras seguimos hablando de "nuevas oportunidades digitales", algo mucho más siniestro se está gestando:
En 2025, el modelo de internet ya no es abierto ni democrático.
Es feudal: pocos señores controlan las plataformas, y tú —usuario, creador o trabajador digital— eres el nuevo vasallo.


¿Qué es el ciberfeudalismo?

  • Acceso condicionado: las grandes plataformas no te ofrecen derechos, te otorgan permisos revocables.

  • Propiedad ilusoria: tu contenido, tu audiencia, tu tienda... todo depende de los caprichos de un algoritmo o una política de uso cambiada unilateralmente.

  • Tributo obligatorio: para "existir" digitalmente debes pagar en forma de datos, comisiones, visibilidad comprada o suscripciones obligatorias.

En resumen: vives en tierras que no te pertenecen, bajo reglas que no controlas.


¿Quiénes son los nuevos señores feudales?

  • Plataformas de contenido: YouTube, TikTok, Instagram.
    Deciden qué se ve, qué se censura y qué muere en el olvido.

  • Marketplaces: Amazon, Etsy, App Store.
    Cobran peajes, imponen tarifas, dictan condiciones de acceso.

  • Infraestructura digital: Google, AWS, Microsoft Azure.
    El terreno mismo de Internet es ahora propiedad privada, no común.


¿Cómo afecta esto a tu vida real?

  • Censura opaca: te pueden banear, desmonetizar o enterrar tu contenido sin explicación ni apelación real.

  • Dependencia económica: freelancers, creadores y negocios dependen de plataformas que pueden cambiar las reglas en cualquier momento.

  • Falsa competencia: las barreras de entrada son cada vez más altas; sobrevivir sin pagar a los señores feudales es casi imposible.


¿Qué sí se está intentando hacer (pero es marginal)?

  • Web3 y descentralización: promesas de plataformas donde los usuarios sean dueños de sus datos y contenidos.

  • Movimientos de software libre: reviviendo proyectos de propiedad colectiva de la infraestructura digital.

  • Micronichos: redes sociales independientes, blogs privados, marketplaces descentralizados.

Pero frente al poder concentrado de los gigantes... son aún gotas en un océano.


Lo que nadie te cuenta sobre esto

  • No necesitas firmar un contrato para ser vasallo: basta con usar sus servicios bajo "términos de servicio" que cambian sin tu consentimiento efectivo.

  • Tu “comunidad” no es tuya: los seguidores en cualquier plataforma son activos de la plataforma, no tuyos. Te los pueden quitar o aislar en un clic.

  • El feudalismo digital se normaliza: muchos jóvenes ya asumen como natural que su vida digital dependa completamente de plataformas privadas.


Conclusión clara:
La verdadera revolución de Internet no fue la apertura global. Fue la privatización progresiva del espacio digital. Y en 2025, quienes quieran ser libres tendrán que reaprender a construir sus propias tierras, lejos de los castillos de silicio.