Bienvenido a tu evaluación trimestral… generada por un bot entrenado con Excel y cinismo.
La automatización ya no se limita a la fábrica. Ha subido de planta, se ha puesto corbata virtual y ahora gestiona tu rendimiento, tus turnos y tu destino laboral.
No es un jefe, es un sistema. Y ni siquiera necesita entenderte para despedirte.
Evaluado por KPI, juzgado por IA, despedido por email
Las nuevas herramientas de "gestión algorítmica" prometen eficiencia, objetividad y escalabilidad.
Lo que entregan es un festival de decisiones deshumanizadas:
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Evaluaciones de rendimiento automatizadas.
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Asignación de turnos sin contexto humano.
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Despidos masivos justificados por métricas de productividad...
… generadas por la propia IA que los decide.
Y no, no puedes pedir hablar con el supervisor. Porque el supervisor es un API.
El Excel con esteroides: bienvenidos a la empresa gamificada
Las plataformas modernas convierten el entorno laboral en un videojuego distópico:
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Ranking diario de empleados.
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“Bonificaciones” algorítmicas para quien entrega más rápido.
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Penalizaciones invisibles por no seguir el script.
Es el modelo Amazon.
Pero ahora lo copian desde la tienda de ropa hasta el call center más cutre de Cuenca.
¿Quién configura al jefe sin cara? Spoiler: nadie con empatía
Lo más escalofriante no es que un algoritmo decida tu futuro,
sino que nadie sepa realmente cómo lo hace.
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Los criterios son opacos.
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Las métricas se diseñan para escalar, no para ser justas.
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El feedback es un gráfico, no una conversación.
La responsabilidad se diluye entre software, integradores y comités de compliance.
“HR Tech” y la ilusión del progreso
Muchos de estos sistemas se venden como parte de una transformación digital del área de RRHH.
Pero más que evolución, es externalización emocional:
“No es que te echemos, es que lo dice el sistema.”
Lo que nadie te cuenta sobre esto
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Estos algoritmos se entrenan con datos sesgados.
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La retroalimentación emocional no existe. Ni existirá.
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El miedo al despido automático reduce la productividad real.
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Los sindicatos no saben ni por dónde empezar a regular esto.
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Si el jefe no tiene cara, tampoco tiene culpa. Y eso es peligroso.
Conclusión clara:
Automatizar procesos está bien.
Automatizar decisiones humanas es otra cosa.
Porque el nuevo jefe no duerme, no escucha y no olvida.
Y ya ha decidido tu próxima evaluación.