Hoy Chrysler cumple un siglo. Cien años de historia automovilística que comenzaron con un rugido de motor y terminan con un bostezo corporativo. La marca que alguna vez simbolizó innovación, lujo accesible y músculo americano, ahora es poco más que un logo en las diapositivas de Stellantis. Vamos a repasarlo, sin paños calientes.
El nacimiento de un gigante… que nunca fue tan grande
Walter Chrysler fundó la compañía en 1925, prometiendo una revolución tecnológica con coches de alto rendimiento, diseño elegante y precios competitivos. Durante décadas, fue la eterna tercera del podio detrás de Ford y General Motors. La “Big Three” le quedaba grande, pero sabía gritar fuerte con sus muscle cars: Charger, Barracuda, 300M.
¿Innovación? Sí. ¿Rentabilidad sostenida? Meh. Chrysler siempre fue una montaña rusa financiera: tan pronto lanzaba un Viper, como necesitaba un rescate gubernamental.
Crisis, rescates y fusiones: el deporte favorito de Chrysler
1979: Primer rescate del gobierno de EE.UU.
Lee Iacocca convenció a todos de que Chrysler merecía vivir. Spoiler: no fue la última vez.
1998: Fusión con Daimler-Benz.
Los alemanes pensaron que podían civilizar el caos americano. Acabaron huyendo despavoridos en 2007.
2009: Segunda bancarrota y rescate.
Esta vez el tío Sam le puso el respirador artificial y la entregó a Fiat. Y de ahí, a Stellantis.
De la combustión al coma inducido eléctrico
Mientras Tesla reescribía el futuro, Chrysler estaba aún celebrando el rediseño del 300C. ¿Electrificación? Llegó tarde. ¿SUVs modernos? Llegó peor. ¿Identidad de marca? No queda ni eso. Hoy sobrevive con tres modelos marginales y una promesa de electrificación total para 2028. Tarde, mal y arrastrándose.
¿Y qué celebra Chrysler hoy?
Una centuria de decisiones mediocres, de talento desperdiciado y de una herencia automovilística vendida al mejor postor. Chrysler cumple 100 años con una gama de productos tan emocionante como una reunión de accionistas. El único modelo que sigue siendo respetable, el Pacifica, es una minivan. ¿En serio?
Lo que nadie te cuenta sobre esto
-
El diseño K-Car de los 80, aunque feo, salvó la compañía. Pero nadie quiere admitir que un cubo con ruedas fue su salvador.
-
El Viper fue desarrollado a pesar de Chrysler, no gracias a ella.
-
Chrysler ha sido "americana" sólo de nombre desde hace décadas: hoy responde ante París y Turín.
Conclusión clara:
Chrysler no cumple 100 años, sobrevive 100 años. Lo que comenzó como un emblema de la potencia automovilística americana, ahora es un apéndice zombi en un conglomerado europeo. El único legado que mantiene vivo es el del “cómo no gestionar una empresa de coches”.