Pixar, ABC News, National Geographic, Freeform, Walt Disney Animation. Todos tienen algo en común: ninguno es suficientemente mágico como para escapar a los despidos masivos de Disney.
Esta semana, el ratón volvió a sacar la guadaña. “Varios cientos” de empleados fueron despedidos en las divisiones de cine, televisión y operaciones financieras corporativas, según Deadline. No se eliminó ningún equipo completo —solo puestos de trabajo, como si eso no contara—, en una nueva ronda de “reorganización” que parece más un hábito mensual que una medida estratégica.
El cuento del ratón sin corazón
Podría pensarse que una empresa que acaba de facturar 23.620 millones de dólares en un trimestre, con tres de las cinco películas más taquilleras del año, tendría al menos el decoro de mantener a flote a sus empleados. Pero no: la tijera sigue cortando mientras la caja registradora no deja de sonar.
Pixar volvió a despedir gente. National Geographic también. ABC News, ídem. En marzo 2025 fueron casi 200. En mayo del año pasado, 175 más. En julio, otros 140. Y así, hasta un conteo de víctimas que parece sacado de una novela de Stephen King con presupuesto de Marvel.
El éxito no paga sueldos
La lógica detrás de los despidos, según los comunicados oficiales, es “operar de forma más eficiente”. ¿Eficiencia para quién? Porque mientras los ingresos crecen, los trabajadores desaparecen. Todo en nombre del streaming, la reorganización y esos “vientos económicos” tan útiles para justificar cualquier cosa.
Lo que nadie te cuenta:
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Disney ganó más dinero este trimestre que en el mismo periodo del año anterior.
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Tiene una batería de estrenos garantizados para romper taquillas (Zootopia 2, Avatar: Fire and Ash, Fantastic Four).
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Y aún así, sigue despidiendo gente como si estuviera a punto de quebrar.
Bob Iger y la guadaña corporativa
Desde que Bob Iger volvió a la dirección en 2023, anunció 7.000 despidos… que acabaron siendo más de 8.000. En 2024, el goteo no se detuvo. Y en 2025, seguimos sumando.
El discurso es siempre el mismo: "reestructuración", "eficiencia", "adaptación al streaming". Lo cierto es que Disney emplea hoy más gente que en 2023, pero parece que el objetivo no es conservar talento sino moldear plantillas flexibles, desechables y a la carta.
Lo que nadie te cuenta sobre esto
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El empleo es variable contable, no humano. Si el Excel no cuadra, corta cabezas.
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Los despidos no obedecen a pérdidas, sino a optimización de beneficios.
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Nadie está a salvo, ni aunque tu película sea un éxito global.
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Las “reorganizaciones” no son eventos: son la nueva normalidad.
Conclusión clara
En el mundo de Disney, los finales felices solo existen en pantalla. Detrás del castillo encantado, la lógica del capital exige sangre laboral, aunque los balances estén en verde brillante.
La única magia real aquí es la de convertir miles de millones en excusas para despedir.