Baterías para todo, reciclaje para nada

Europa se llena de cacharros eléctricos. Pero el litio no desaparece por arte de magia.

Desde el cepillo de dientes hasta el último sensor IoT para medir humedad en macetas: todo lleva batería.
El problema no es la electrificación.
El problema es que nadie sabe qué demonios hacer con los millones de baterías que morirán cada año.

Spoiler: no se están reciclando.
Ni se van a reciclar.
Y mucho menos con ese contenedor amarillo en el que tiras todo lo que no entiendes.


El gran mito del “reciclaje obligatorio”

Sí, hay directivas europeas sobre gestión de residuos electrónicos.
Y sí, muchos fabricantes dicen tener programas de recogida.
Ahora la realidad:

  • Menos del 5% de las baterías de IoT y pequeños dispositivos son recicladas.

  • Los planes de reciclaje están diseñados para parecer que existen, no para funcionar.

  • El usuario medio no va a enviar un localizador GPS por correo a Eslovenia para que lo reciclen.


El Internet of Trash

Europa quiere liderar la transición digital y la sostenibilidad.
Pero en el sótano de esa narrativa hay millones de sensores, auriculares, pulseras, termómetros, routers y cacharros varios que:

  • No permiten reemplazo de batería.

  • No tienen manual de reciclaje.

  • Están diseñados para morir y ser reemplazados.

Estamos creando una capa fósil de litio, plástico y cobre.


¿Y los fabricantes? Bien, gracias

  • Apple y Samsung promueven “reciclaje” mientras dificultan la reparación.

  • Amazon llena Europa de gadgets con batería sin infraestructura de recogida.

  • Miles de marcas blancas de AliExpress ni siquiera cumplen normativas mínimas.

Y lo más grave: los reguladores lo permiten.
Porque un marco legal sin ejecución es marketing con membrete.


Lo que nadie te cuenta sobre esto

  • Hay más litio en los cajones de Europa que en varias minas activas.

  • Muchos dispositivos no se reciclan porque no hay rentabilidad en desmontarlos.

  • Las normativas de e-waste excluyen sistemáticamente a los dispositivos “de bajo voltaje”.

  • El reciclaje efectivo de baterías pequeñas requiere tecnología que Europa no ha desarrollado a escala.

  • Cada “dispositivo inteligente” que compras, deja un residuo estúpido que no desaparecerá.


Conclusión clara:
Mientras Europa predica la transición verde, sus políticas permiten un basurero digital silencioso y creciente.

Porque la batería es recargable.
Pero la credibilidad institucional no.