Ya no hace falta que te instales un rastreador. Tu coche lo trae de fábrica. No es un vehículo, es un dispositivo IoT de una tonelada, con ruedas y obsesión por espiarte. Mientras tú disfrutas del navegador, el fabricante, tu aseguradora y medio Silicon Valley están disfrutando de algo más jugoso: tus datos.
GPS, micrófonos y cámaras: el copiloto ya no eres tú
Tu coche sabe dónde estás, por dónde fuiste, cuántas veces frenaste, si gritaste en un atasco y si te quedaste dormido en el volante. Tiene micrófonos, cámaras, sensores de presión y telemetría en tiempo real. Todo por tu seguridad, claro. O eso dicen mientras registran cada maldito gesto al volante.
Y tú pensabas que el copiloto molesto era tu cuñado.
¿Quién se queda con tus trayectos?
Spoiler: no eres tú. El fabricante, primero. Después, las aseguradoras, las plataformas de mantenimiento, el concesionario, las apps conectadas y hasta la policía, si se lo piden amablemente (o no tanto). Tu trayecto al trabajo es parte de un dataset. Tu escapada del fin de semana, una línea más en una hoja de Excel que alguien está monetizando.
Datos de conducción que se venden como oro
Conducir bien no te garantiza privacidad. Tu estilo al volante es un producto. Aceleras mucho, frenas poco, usas poco el intermitente... perfecto para ajustar tu seguro, para que el renting te suba o para que una app te recomiende cambiar de coche cada dos años.
Tus datos de conducción son el nuevo petróleo. Tú pones el coche, ellos sacan los barriles.
Ni seguro ni coche: el negocio es tu información
Los fabricantes ya no venden coches. Venden plataformas de datos rodantes. Te cobran por desbloquear funciones que ya están instaladas (sí, el calor en los asientos era solo un “add-on”) y por usar apps que ellos mismos controlan.
Y mientras tanto, cada kilómetro que recorres alimenta un modelo de negocio donde tú eres el producto secundario.
Lo que nadie te cuenta sobre esto
No hay opción de “modo privado” en un coche conectado. No puedes apagar el micrófono, ni el GPS, ni borrar lo que ya han recogido. En un mundo donde tu móvil te espía, tu coche simplemente te sigue a todas partes... y toma notas.