Olvídate de los 10.000 pasos. Tu reloj no quiere que vivas más: quiere que compres más. En nombre de la salud digital, nos hemos encadenado voluntariamente a una pantalla que vibra cada vez que respiramos mal, dormimos mal o simplemente... vivimos mal. Bienvenidos al culto del quantified self, donde lo único que se optimiza es tu ansiedad.
Medirlo todo no es controlarlo
Los wearables nacieron con la promesa de empoderarte. Pero lo que han logrado es otra cosa: convertir tu cuerpo en un conjunto de métricas que te vigilan, te juzgan y te castigan cada vez que te sales del algoritmo. Un día malo no es solo un mal día: es una gráfica roja, un círculo que no se cierra y un mensaje pasivo-agresivo de “¡puedes hacerlo mejor!”.
¿Te suena a gamificación? No es un juego. Es compliance fisiológico.
Dormir peor por culpa de tu pulsera de sueño
Lo irónico del “wellness tech” es que ha generado su propio trastorno: la ortoinsomnia. Gente que duerme mal no por el insomnio, sino por obsesionarse con lo que su pulsera les dice que durmieron. El resultado: dormir menos, peor y encima angustiado porque el reloj dice que no cumpliste.
Antes te levantabas cansado. Ahora te levantas cansado y culpable.
¿Qué hace tu reloj con tus datos?
Spoiler: no se los queda para sí. Cada paso, pulso y hora de sueño genera una mina de oro de datos biométricos. Apple, Google, Samsung y compañía dicen que todo está encriptado y protegido, pero la realidad es otra: estás generando información de salud sensible para empresas que también venden seguros, publicidad y modelos predictivos.
¿Te imaginas un mundo donde tu nivel de oxígeno afecte tu prima de salud? No hace falta imaginarlo. Ya está en marcha.
Salud convertida en suscripción mensual
No basta con comprarte el reloj. Ahora necesitas la app premium, la suscripción al “coach virtual” y la integración con tu gimnasio, tu médico y tu nevera. Lo que empezó como un gadget, se convierte en un ecosistema de dependencia mensual, donde cada mejora de salud pasa por pasar por caja.
¿Y si un día dejas de pagar? Tranquilo, el reloj sigue funcionando… solo que sin darte acceso a tu propio cuerpo.
Lo que nadie te cuenta sobre esto
Tu reloj inteligente no te cuida: te califica. Es la versión corporativa de un entrenador militar con interfaz bonita. No se adapta a ti, espera que tú te adaptes a él. Y en el proceso, convierte tu bienestar en un KPI.