Telefónica reordena su Consejo: menos currículum, más geografía del poder

“Donde no llega la estrategia empresarial, llega el pacto territorial.”

La reciente incorporación de dos nuevas consejeras independientes al Consejo de Administración de Telefónica ha pasado relativamente desapercibida en los medios generalistas. Pero si uno rasca un poco, como hacemos en Kernel Reload, descubre que lo que parece un simple trámite corporativo encierra una auténtica operación de equilibrio institucional, político y territorial.

Porque Telefónica ya no se gobierna solo desde el Cuartel General de Distrito T. Ahora se gobierna desde un triángulo con vértices en La Moncloa, Barcelona y Bruselas.


¿Quién es Anna Martínez Balañá?

Una de las nuevas consejeras es Anna Martínez Balañá, empresaria catalana con vínculos familiares muy conocidos: los Balañá han sido durante décadas propietarios de cines, teatros y la Plaza de Toros La Monumental en Barcelona. Su nombre resuena más en los círculos culturales que en el ecosistema tecnológico, y su experiencia en gestión corporativa de alto nivel es limitada.

Pero su perfil encaja a la perfección en una lógica no escrita del poder corporativo español actual: la de la representatividad simbólica, el arraigo territorial y la afinidad institucional.

La elección de Balañá no responde a su conocimiento del sector telco, ni a una trayectoria consolidada en transformación digital o sostenibilidad. Responde a otra clase de valor: el capital relacional y la sensibilidad catalana en tiempos de geometría variable política.

Y no es la única.


El nuevo mapa de poder en Telefónica

Desde que el Estado, a través de la SEPI, ha vuelto al accionariado de Telefónica con un 10%, la compañía ha entrado en una nueva fase de politización institucional del Consejo. Este rediseño no es solo estético. Es funcional.

Veamos el tablero:

  • Gobierno de España (SEPI): Pedro Sánchez ha recuperado Telefónica como activo estratégico y simbólico. Y no está dispuesto a que se le escape ni por capital árabe ni por fondos anglosajones.

  • Marc Murtra (nuevo presidente): nombrado recientemente con el respaldo del Gobierno, es una figura de confianza del PSC y con vínculos claros con Moncloa. Su designación rompe con la etapa tecnocrática de Álvarez-Pallete y consolida un giro hacia una presidencia institucional, pactista y profundamente política.

  • Criteria-La Caixa: la histórica presencia catalana en el IBEX vuelve a cobrar protagonismo. Criteria aspira a consolidar influencia como contrapunto al Estado, pero no necesariamente en oposición. Más bien en tándem.

  • Socios de investidura (ERC, Junts): aunque no estén sentados en la mesa, sus intereses están presentes en cada decisión simbólica, como la que representa este tipo de nombramientos.


La silla que vende más que entradas

Volviendo a Balañá, algunos analistas recuerdan cómo su familia decidió dejar de organizar corridas de toros en La Monumental cuando el Parlament prohibió los festejos en 2010. Para los sectores nacionalistas catalanes, el toreo representaba un símbolo españolista a erradicar. Para los Balañá, la decisión fue también empresarial. Ni conflicto, ni confrontación: adaptación.

Esa misma capacidad de adaptarse al clima institucional y social es la que ahora se premia con un asiento en el Consejo de Telefónica. No se trata de saber transformar redes 5G en ingresos, sino de saber estar, saber a quién conocer y saber qué puertas no cerrar.


¿Y la empresa?

En este juego de equilibrios, lo empresarial ha pasado a segundo plano. Telefónica sigue teniendo retos inmensos:

  • Competencia feroz del low-cost y el mercado convergente.

  • Deuda estructural que condiciona inversiones.

  • Reputación tecnológica que necesita impulso.

  • Y una Europa que exige soberanía digital mientras sus campeones nacionales se difuminan.

¿Están estas nuevas incorporaciones preparadas para lidiar con eso? Probablemente no. Pero están preparadas para no molestar al poder. Y eso, en esta etapa, vale más que el mejor MBA.


Epílogo: gobernanza por afinidades

En lugar de un Consejo alineado por competencias técnicas, Telefónica camina hacia un Consejo por afinidades. Afinidades territoriales, políticas, simbólicas, familiares.

Ya no se trata solo de resultados. Se trata de representación. De visibilidad. De pacto tácito entre capital público y privado.

Porque en 2025, el mayor activo de un consejero independiente no es su hoja de servicios… es su dirección de agenda.


En Kernel Reload seguimos el rastro de las decisiones que no se anuncian en ruedas de prensa, pero que dibujan el futuro del poder corporativo en España. Porque la digitalización también tiene quien la administre… desde el palco.