Doug Bowser, el ejecutivo cuyo apellido parecía una estrategia de naming digna del departamento de marketing de Nintendo, dejará su cargo como presidente y COO de Nintendo of America el 31 de diciembre de 2025. Su reemplazo no será uno, sino dos personas: Devon Pritchard se queda con la presidencia y Satoru Shibata actuará como CEO. Porque claro, ¿para qué tener un solo jefe cuando puedes tener una hidra ejecutiva?
Un reinado sin carisma, pero con resultados
Doug Bowser llegó en 2015, justo cuando Nintendo se debatía entre el fracaso del Wii U y la necesidad de reinventarse. Tomó las riendas en 2019, tras la salida de Reggie Fils-Aimé, un presidente carismático, mediático y con memes por doquier. Bowser, en cambio, fue... bueno, funcional.
Y esa es quizás su mayor virtud: no metió la pata, y en Nintendo eso ya es ganar.
Bajo su mandato:
-
Se abrió Super Nintendo World, una fantasía capitalista revestida de nostalgia.
-
Llegó la película de Mario, una masterclass de monetización emocional.
-
Se lanzó la Switch 2, que evitó el síndrome “Wii U 2” y fue un éxito rotundo.
¿Hizo todo esto él solo? Por supuesto que no. Pero tampoco lo saboteó, y eso en un ecosistema tan jerárquico y japonés como Nintendo, es todo un logro.
Los líos laborales que no se vieron en los directs
Aunque Bowser no fue precisamente un CEO estrella en cámara, sí tuvo que lidiar con polémicas internas más serias que cualquier pelea en Smash Bros.:
-
Discriminación de género, reportes internos que pintaban a Nintendo of America más como una fraternidad que como una empresa del siglo XXI.
-
Malas prácticas laborales con contratistas, un clásico de la industria tech en EE.UU.
¿Y cuál fue su respuesta? La típica: “Estamos revisando los procesos”. Traducción: “Seguimos igual, pero con más compliance”.
Devon Pritchard: la nueva cara que no sabías que existía
La nueva presidenta, Devon Pritchard, lleva tiempo en la casa y ha manejado marketing y ventas. O sea, es la responsable directa de que sigas pagando 60 dólares por juegos de hace 7 años. Tiene buena prensa interna y una trayectoria sólida, pero no esperes verla bailando en TikTok con una Switch.
Shibata, por su parte, es un veterano japonés con trayectoria en Europa. O lo que es lo mismo: una garantía de que las decisiones importantes se seguirán tomando en Kioto, no en Redmond.
Lo que nadie te cuenta sobre esto
-
Nintendo no necesita líderes carismáticos. Necesita ejecutivos que no molesten a Japón.
-
Bowser fue perfecto para la era del silencio corporativo. Nada de filtraciones, nada de riesgos. Cero ruido.
-
El sucesor real está en Japón. Shuntaro Furukawa sigue moviendo los hilos como CEO global. Lo de América es mera administración.
¿Qué podemos esperar ahora?
Nada disruptivo. Nintendo es la empresa que más odia los cambios bruscos, y lo demuestra en cada consola, cada remaster y cada Joy-Con drift que no arregla. Pero si algo queda claro tras la salida de Bowser es que la estabilidad vende. Incluso aunque tu presidente se llame como tu principal villano.