Telefónica prepara la salida de más de un tercio de su plantilla en España con siete ERE encadenados

Telefónica ha puesto en marcha un nuevo ajuste masivo de empleo en España que, solo en su primera oleada, plantea la salida de 5.319 trabajadores, casi cuatro de cada diez empleados de las principales filiales del grupo en el país. El movimiento se estructura en varios expedientes de regulación de empleo y se apoya en un calendario milimetrado que permite a la operadora concentrar el golpe contable en 2025, en plena fase de desinversiones y pérdidas por sus negocios en Latinoamérica.

Un recorte que vacía las filiales clave

En la primera reunión formal con los sindicatos, la compañía ha puesto sobre la mesa la reducción de 5.040 puestos en tres de sus sociedades más relevantes en España: Telefónica de España, Telefónica Móviles y Telefónica Soluciones. El impacto es especialmente fuerte en la filial histórica de servicios fijos, donde se plantea la salida de 3.649 empleados, el 41,04% de una plantilla de 8.892 personas.

En Telefónica Móviles la propuesta afecta a 1.124 trabajadores, equivalente al 31,34% de los 3.587 empleados actuales, mientras que en Telefónica Soluciones se recortaría a 267 personas, el 23,89% de una plantilla de 1.118. Si estas cifras se ejecutasen tal y como se han planteado inicialmente, las tres empresas pasarían de 13.597 trabajadores a 8.557, un tijeretazo que la compañía justifica en motivos organizativos, técnicos y de producción.

Movistar+ entra en la ecuación

En paralelo, Telefónica ha abierto también la mesa específica para el ERE de Movistar+, su plataforma de televisión de pago. En este caso se propone la salida de 279 empleados, el 32,45% de una plantilla de 860 personas. Sumadas a las bajas previstas en las otras tres filiales, el total de salidas iniciales asciende a 5.319 personas sobre un colectivo de 14.457 trabajadores, es decir, el 36,79%.

La compañía recuerda que este tipo de procesos suele cerrarse con volúmenes de salida inferiores a los planteados al inicio de la negociación. En el anterior ERE de las empresas bajo el Convenio de Empresas Vinculadas (CEV), la afectación inicial terminó reduciéndose alrededor de un 33% en el acuerdo final. Aun así, si se agregan los siete ERE previstos –uno por cada entidad jurídica– la horquilla inicial apunta a entre 6.000 y 7.000 empleos recortados en España.

Prejubilaciones escalonadas a partir de los 56 años

El colectivo objetivo de este ajuste está claramente definido: trabajadores nacidos en 1969, 1970 y 1971. Las salidas se producirán de forma escalonada a partir de 2026, siguiendo un patrón ya habitual en Telefónica. En 2026 saldrían los nacidos en 1969, en 2027 los de 1970 y en 2028 los de 1971, siempre en el año en que cumplan 57 años, aunque en la práctica las bajas comenzarán cuando tengan 56.

Se trata, de nuevo, de un modelo de recorte apoyado en prejubilaciones y salidas incentivadas de empleados senior, lo que reduce el conflicto social frente a los despidos directos de personal más joven. Pero la tensión sigue latente: la negociación tendrá que definir cuántas bajas serán realmente voluntarias y en qué casos la empresa podrá recurrir a ceses forzosos si no se cubren los cupos fijados.

Un calendario pensado para cuadrar las cuentas

El proceso negociador tiene un plazo aproximado de un mes, lo que sitúa la fecha objetivo del acuerdo a finales de diciembre de 2025 o, como máximo, a comienzos de enero de 2026. El interés de Telefónica es claro: cerrar el pacto a tiempo para imputar los costes del ERE en el cuarto trimestre de 2025 y agrupar en un mismo ejercicio el impacto de todas las medidas extraordinarias.

La operadora encadena ya fuertes pérdidas en 2025 por las minusvalías derivadas de la venta acelerada de varias filiales en Hispanoamérica, entre ellas Argentina, Ecuador, Uruguay, Perú y Colombia. En los nueve primeros meses del año el grupo acumulaba 1.080 millones de euros en números rojos por estas desinversiones y su prioridad es evitar que el coste milmillonario del nuevo ERE deteriore también las cuentas de 2026.

El precedente del ERE de 2024

El plan actual se inspira en buena medida en el ERE implementado en 2024, que se aplicó a partir de los 55 años en Telefónica España, Móviles y Soluciones y se definió como "preferentemente voluntario". La fórmula buscaba que la práctica totalidad de las salidas se produjera por decisión del trabajador, aunque se reservaba la posibilidad de forzar despidos si no se alcanzaban los objetivos de reducción.

Esa puerta a los ceses forzosos tensó la relación con los sindicatos y el acuerdo solo consiguió el apoyo de CCOO por un margen muy estrecho. A pesar de ello, el resultado final confirmó el apetito de parte de la plantilla por acogerse a las condiciones: hubo 3.640 solicitudes para 3.421 plazas, de modo que varios centenares de empleados se quedaron fuera del plan pese a querer marcharse.

En aquel proceso, el coste medio por salida se situó en 380.000 euros por trabajador, un 18% menos que los 463.500 euros de los anteriores planes de salidas incentivadas de 2021. El ahorro recurrente para la empresa se calculó en unos 285 millones de euros anuales, una referencia que sirve ahora para dimensionar el impacto económico de un recorte aún mayor.

La posición de los sindicatos y el papel del CEV

En esta ocasión, el frente sindical llega con exigencias claras. UGT reclama que cualquier medida se articule como un proceso estrictamente voluntario basado en prejubilaciones, en línea con lo pactado en el ERE de 2019. El sindicato avisa además de que será imposible un acuerdo global si no se avanza de forma satisfactoria en la prórroga del Convenio de Empresas Vinculadas hasta 2030, clave para extender garantías y mejorar las condiciones socio laborales de una plantilla que afronta el nuevo plan estratégico del grupo.

La negociación se complica aún más porque el ERE se extenderá por primera vez a Telefónica SA, la matriz, y a filiales como Telefónica Global Solutions y Telefónica Innovación Digital, además de Movistar+. En la sociedad matriz, donde se integra el centro corporativo, es previsible que se concentre un número relevante de salidas. El reto será encajar los objetivos de ajuste de la dirección con la resistencia de los sindicatos a aceptar un volumen elevado de bajas forzosas en áreas consideradas estratégicas.

Telefónica emplea en total en España alrededor de 25.000 personas, por lo que el recorte planteado no es un ajuste marginal, sino una reconfiguración profunda de su estructura laboral en el país, con impacto directo en sus servicios, en su capacidad de ejecución y en el clima interno.

Un ajuste que marca una etapa

El nuevo ERE de Telefónica no es solo otro paquete de prejubilaciones, sino un movimiento que concentra en pocos años varias oleadas de reducción de plantilla y que se suma a una estrategia de desinversión internacional y reordenación del grupo. La forma en que se cierre la negociación, el grado real de voluntariedad y el equilibrio entre ahorro de costes y pérdida de talento marcarán hasta qué punto este ajuste se percibe como una simple necesidad financiera o como un cambio de etapa en la historia de la compañía en España.