Los mega-data centers europeos: 15 GW nuevos antes de 2030, la gran mudanza digital que ya está en marcha
Europa se ha convertido en el nuevo patio trasero favorito de Microsoft, Amazon y Google. Entre España, Irlanda y Alemania ya hay firmados proyectos que suman más de 15 gigavatios de potencia nueva antes de 2030.
Es una inversión brutal, miles de millones de euros, que promete empleo, tecnología puntera y un empujón definitivo a la inteligencia artificial… pero también trae preguntas inevitables: ¿de dónde sale tanta electricidad y quién la paga realmente?
España: Aragón se convierte en el Silicon Valley ibérico
Amazon ha anunciado 15.700 millones de euros para tres grandes centros de datos en Aragón. Microsoft no se queda atrás y pone otros 7.160 millones en la misma zona.
El sol español y los precios competitivos de la energía renovable son el gran imán. Los contratos de compra de energía (los famosos PPA) se firman a 10-15 años vista y permiten a estas empresas asegurarse electricidad barata y, en teoría, 100 % verde.
Irlanda: el país que ya vive de los servidores
Irlanda lleva años siendo la puerta de entrada tecnológica a Europa gracias a sus impuestos bajos y su clima fresco (ideal para enfriar servidores sin gastar tanto).
Microsoft y Google siguen ampliando sus instalaciones en Dublín y alrededores. El viento del Atlántico ayuda: muchos de los nuevos proyectos se alimentan directamente de parques eólicos marinos.
Alemania: calidad y normativa estricta
En Frankfurt y otras zonas industriales, Google y Microsoft construyen centros de datos de última generación que tienen que cumplir normas muy exigentes de eficiencia energética.
Aquí los contratos de energía incluyen baterías gigantes y sistemas que reutilizan el calor sobrante para calentar edificios cercanos.
¿Quién paga la luz de todo esto?
Los gigantes tecnológicos firman acuerdos directos con productores de energía solar y eólica para comprar electricidad a precios fijos y bajos. Al mismo tiempo, los gobiernos europeos (con dinero público) están reforzando las redes eléctricas para que no se vengan abajo cuando todos estos centros funcionen a pleno rendimiento.
En resumen: las empresas consiguen energía barata y estable, los países reciben inversión y empleo, y el ciudadano medio ve cómo parte de sus impuestos y de su factura de la luz se destinan a hacer posible esta revolución digital.
Lo que nadie te cuenta sobre esto
Aunque todo suene muy verde y bonito, la realidad es que estos centros consumen tantísima electricidad que están obligando a Europa a construir nuevas centrales (sobre todo renovables) y a modernizar redes enteras a toda prisa. El riesgo existe: si un invierno hay poco viento y poco sol, alguien tendrá que priorizar entre mantener encendidos los hospitales o los servidores de la nube. Hasta ahora, siempre ganan los servidores.
En cualquier caso, el tren ya ha salido de la estación. Europa ha decidido apostar fuerte por ser el gran centro de datos del mundo. Si sale bien, tendremos la infraestructura más moderna y sostenible del planeta. Si sale regular… al menos tendremos excusa para quejarnos de la factura de la luz durante los próximos veinte años.