¿Demasiado sol? El apagón del 28 de abril y las preguntas incómodas sobre nuestra red eléctrica

Ayer, a las 12:30 del mediodía, España y Portugal quedaron prácticamente a oscuras. Un apagón masivo afectó a millones de usuarios de forma repentina. Y aunque todavía no hay versiones oficiales sobre lo ocurrido, los datos públicos de Red Eléctrica apuntan a un patrón inquietante: justo antes del fallo, la energía solar fotovoltaica producía más del 54% del total nacional.

¿Cómo puede colapsar una red por exceso de energía limpia?

A primera vista, todo parecía una buena noticia: 17 GW de producción solar y un récord de generación renovable. Pero el sistema no aguantó. En cuestión de segundos, la generación se desplomó en más de 15 GW, provocando un apagón sincronizado que también arrastró a las interconexiones con Portugal, Francia y Marruecos.

Hipótesis preliminares sobre la caída

Aunque aún no hay conclusiones definitivas, estos son los escenarios técnicos más probables:

  • Sobregeneración renovable sin almacenamiento: la red podría haber entrado en inestabilidad por exceso de oferta, provocando sobrefrecuencia y desconexiones automáticas para proteger la infraestructura.

  • Fallo masivo de inversores solares: si una gran parte de los inversores se desincroniza o falla a la vez, el colapso puede ser inmediato.

  • Desconexión internacional en cascada: las exportaciones activas en el momento del corte podrían haber intensificado el fallo, afectando también a sistemas interconectados como el portugués.

  • Activación de sistemas de protección: ante una situación límite, la red se protege a sí misma desconectando generación y consumo para evitar un daño estructural.

Lo que nadie te cuenta sobre esto

Este tipo de incidentes no se resuelven con más paneles o más molinos. Necesitamos algo mucho menos sexy pero infinitamente más importante: una red eléctrica inteligente, preparada y modernizada.
Los sistemas actuales no están diseñados para gestionar tanta variabilidad ni tanta potencia renovable concentrada en tan poco tiempo. Y no se trata solo de instalar baterías: se trata de invertir en control, automatización, predicción y flexibilidad.

¿Y ahora qué?

La transición energética exige más que buenas intenciones. Requiere sistemas resilientes capaces de gestionar lo inesperado. No se trata solo de aprovechar el sol; se trata de que no se nos funda la red cuando más brilla.